Mientras escribía mi reportaje de moda de la revista YES me entraron unas ganas enormes de volver a Milán. Fue mi regalo de cumpleaños del año pasado. En ese momento ni se me pasaba por la cabeza que las cosas se pondrían así. Pero como es bueno soñar y pelear para que todo vuelva a la normalidad (nueva o vieja), hoy os llevo a uno de los sitios con los que, hace justo un año, soñaba con poder visitar algún día. Y ese sitio tiene mucho que ver con este post sobre mis pelis favoritas para ver en el desconfinamiento os comentaba que uno de mis directores favoritos es Wes Anderson. Porque precisamente él es el autor de uno de los bares más fotogénicos de Milán: Bar Luce.
El pequeño gran bar de la Fundación Prada
Forma parte de las instalaciones de la Fondazine Prada. Allí pasé toda una mañana, disfrutando como una enana, paseando por la sala de setas al revés de Carsten Höller e imaginándome asistiendo algún día a alguno de los desfiles de la marca (hoy precisamente se presenta la primera colección a dúo con Raf Simons). Y para acabar la visita nos fuimos al Bar Luce, el café diseñado por Wes Anderson para la Fondazione Prada. El bar podría formar parte de El gran hotel Budapest. Todo mola: desde la tarta perfectamente cubierta de una capa rosa muy fotogénica, hasta las máquinas de pinball. Me encanta el verde y rosa de las sillas y las mesas y los botes llenos de caramelos de la zona de pastelería.
Me comí la tarta rosa, hice un montón de fotos de todos los rincones y lo pasé en grande. ¿Qué más se puede pedir? ¡Aquí os dejo con más fotos del Bar Luce, una buena razón para visitar Milán cuando se pueda! ¡Gracias por vuestras visitas y comentarios!