Rebautizo la sección del blog sobre hoteles y alojamientos. Arriba a la derecha (si estáis viendo la versión escritorio), encontraréis una categoría llamada «Lovely Dreams». Si pincháis podéis ver algunos de los alojamientos más bonitos en los que he estado. Desde hoy, Lovely Dreams se convierte en Bed Alert y podréis encontrar un nuevo sitio que, si no lo conocéis, deberíais ir añadiendo a vuestra lista de deseos: Quinta da Corte.
Por qué tienes que dormir aquí si visitas el Alto Douro
Sabéis que soy muy fan de Portugal y de algunos de sus rincones mágicos como Comporta. Pero aquí tenéis que venir, sí o sí. Por dos razones: porque la casa está restaurada con mucho mimo y gusto y porque te van a tratar como a una reina. Quinta da Corte está situado entre Peso da Régua y Pinhao. Para llegar desde Galicia os recomiendo bajar por Chaves: justo a la entrada de la autovía A24 encontraréis un punto de pago de los peajes electrónicos para vehículos extranjeros para quitaros de angustias durante el viaje.
Por el camino os cruzaréis con muy pocos coches. Pero, ¡oh! Sorpresa: cuando menos os lo esperéis estaréis serpenteando los valles del Alto Douro llenos de viñedos. Una vez fuera de la autopista queda una media hora de camino por la carretera N22, según National Geographic, una de las mejores del mundo para conducir. Para llegar a la Quinta da Corte hay que subir un par de cuestas, atravesar un pueblo en la montaña, y bajar dos pendientes de más del 30% por un camino empedrado que impone.
Mucha historia
La quinta formaba parte de una antigua familia portuguesa que producía uva para hacer vino de Oporto, pero que nunca había comercializado el suyo propio. Hace unos años adquirió todos los terrenos un empresario francés, Philippe Austruy, que también tiene otros hoteles en Francia y en la Toscana, en Italia, y lo convirtió en el paraíso. De la reforma de la casa, de la que se conservan muchos de los muebles originales, se encargó el arquitecto de interioresPierre Yovanovitch. Aquí lo podéis ver en la portada de la revista de decoración Milk en uno de los salones de la quinta.
La casa es paz. Es acogedora. Las vistas, desde lo alto del valle, son impresionantes. Hay una piscina infinita, camuflada por la naturaleza y a la que se llega por un camino empedrado muy Mago de Oz. Y dos bodegas: una nueva, también diseñada por Pierre Yovanovitch, donde producen el mejor vino tinto: Princesa. Y la antigua, la original de la casa, con más de 100 años de historia, donde hacen el Oporto. La reserva incluía una visita guiada a la bodega con cata de vinos. Mereció mucho la pena y me quedo con ganas de volver a finales de verano para poder participar en la vendimia y pisar la uva.
Tinto, comida casera y los pajaritos
Tuvimos la suerte de estar solos en la casa y parecía casi nuestra. Dormimos del tirón, después de disfrutar de la riquísima cena que nos prepararon en Quinta da Corte: carpaccio de tomate, crema de verduras, bacalhao con natas y cordero. Y una copita de Princesa, por supuesto. Por la mañana, cuando nos levantamos, solo se escuchaban los pajaritos. El paisaje estaba precioso, ya casi totalmente primaveral.
Desayunamos solos en la inmensa cocina, mientras Tinto, el perro de la quinta, miraba con cara de bueno desde la puerta. Estaba todo muy rico y hasta nos prepararon tortitas! Y allí estuvimos, disfrutando de la paz y de todos los rincones de la casa, hasta que pusimos rumbo de nuevo a nuestra casita en A Coruña.
Os dejo con alguna de las fotos de la quinta, ¡espero que os guste tanto como a mí! ¡Besos y muchas gracias por vuestras visitas y comentarios!
Podéis encontrar más información sobre Quinta da Corte aquí
me privan todas las fotos! q estilazo
Feliz dia
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