
«-El clima es suave todo el año. He conocido clientes que se habían bañado en enero…
No pude reprimirme:
-¿Dónde es eso? – pregunté.
-Lanzarote.»
Así empieza «Lanzarote», de Michel Houellebecq. El libro lo encontramos en casa haciendo limpieza. Fue una señal: 2019 nos iba a llevar volando hasta esta preciosa isla volcánica. Unos días de desconexión entre montañas negras y casitas blancas. Preparé la maleta para el viaje casi sin pensar: necesitaba poner las piernas al aire, quitarme por fin el abrigo y dejar que los deditos de los pies se pusiesen morenos. Así que lo primero que separé para llevarme de viaje fueron unas preciosas sandalias de la abuela de Mint&Rose que encontré en Loyna, una de las zapaterías imprescindibles de A Coruña para verano.
Con agujeros y taconcito
Creo que mi madre se puso unas sandalias iguales, o muy parecidas, el día de mi Comunión. De mi look podemos hablar otro día: trenza a un lado y un bonito corte bob. De lo que sí estoy segura es de que mi abuela llevó más de una vez unos zapatos así: de rejilla y con taconcito moderado, casi a ras de suelo. Estas, de color nude, son muy bonitas y, lo más importante, ¡cómodas! Así que si hay alguien que esté buscando la sandalia perfecta para ir de boda, pero sin morir en el intento, ¡éstas son perfectas!
El día que las estrené hacía un poco de viento, pero tolerable ;). Como os enseñé en Instagram, en Lanzarote nos alojamos en un lugar increíble: se llama Buenavista, unas bonitas suites frente al Timanfaya. Después de ponernos las botas con el desayuno nos animamos con esta sesión de fotos. Llevo un casi total white, un look muy Diane Keaton, con bermudas muy de madre de pinzas y una blusa de lino. Los pantalones cortos son de Compañía Fantástica y la camisa de Temporaire.
Y así, recuperando buenas costumbres, me despido por hoy. ¿Qué os parecen las sandalias de la abuela? ¿Os gusta este estilo de zapatos? ¡Besos y muchas gracias por las visitas y comentarios!


Fotón!! la última es de revista!!
Lanzarote es un lujo de lugar, la verdad que tengo ganas de volver para explorar mas de esos rincones que no son tan turísticos pero tienen mucho encanto 🙂 Me chiflan esas sandalias Patricia, ¡un beso!
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Siempre quedo encantanda con tus fotos, ame el cojunto.