Dice mi madre que me quejo de vicio. Que siempre estoy llorando que no tengo nada que ponerme, pero que no es cierto. Que tengo el armario lleno de prendas bonitas. Algo de razón no le falta. Pero como soy una inconformista siempre quiero más. Y no lo voy a negar: me encanta el olor a nuevo de las prendas cuando las pones el primer día.
Una ración de lunares de vez en cuando no viene mal. Y este vestido con puntitos negros fue el elegido para sumarme a la fiebre por este estampado. Empezó en verano con la blusa de lunares negros y mangas de jamón de Jacquemus. Un homenaje al look de Diana de Gales en los 80 del que os hablé en la revista YES de La Voz de Galicia.